Esa noche…
Un día habitual, evidentemente sería un día habitual… y cualquier motivo lo haría un día particular, o mas bien la noche que sabía que llegaría. Todo se vino de golpe, todo de una vez, hice lo posible por reactivar mi animo, mi cuerpo, mi tranquilidad… fui a bailar, me reí con mis chicas, me senté, me paré, caminé, pero final e inevitablemente lloré, lloré y lloré, se me deformó la cara como nunca me la había visto, mi boca era grande, con forma de maní en cáscara, la pintura de mis ojos corridos y la pintura corrida de mis ojos, la saliva
Un día habitual, evidentemente sería un día habitual… y cualquier motivo lo haría un día particular, o mas bien la noche que sabía que llegaría. Todo se vino de golpe, todo de una vez, hice lo posible por reactivar mi animo, mi cuerpo, mi tranquilidad… fui a bailar, me reí con mis chicas, me senté, me paré, caminé, pero final e inevitablemente lloré, lloré y lloré, se me deformó la cara como nunca me la había visto, mi boca era grande, con forma de maní en cáscara, la pintura de mis ojos corridos y la pintura corrida de mis ojos, la saliva
salpicando en cada grito, fueron tantos gritos,
tantos golpes al espejo, tanta rabia…
Durante la noche, mientras nos trasladábamos con las niñas de lugar en lugar quise llamarlo, por primera vez en los cuatro meses que llevamos separados, pero no pude porque no recordaba su numero… aunque hice varios intentos aun sabiendo que llamarlo era la peor de las opciones, no pude recordar su numero. Pero en ese momento, luego de tirar toda mi pieza al suelo- como en la mejor de las rabietas de película-, se me vino cada numero claramente a la cabeza y como si toda la noche se hubiera desarrollado para cerrar con ese minuto marqué… y al tercer ring él contestó.
Era su voz de siempre al despertar, su voz infantil. Dijo aló tres veces, cada una de ellas con un nivel mayor de angustia… hasta que calló, pero no cortó, yo no respiraba desde que había marcado el primer numero y, ahí me quedé yo, sola con la música de fondo de la pieza en que él estaba… segundos, minutos?... mil horas, y entremedio de eso cuando logré aterrizar, las palabras se me escaparon en un susurro…
- Hola… estás ahí?.............................. Te amo.
Al otro lado no se escuchaba ni un solo respiro, solo sonaba Alejandro Sanz de fondo, extrañísimo!!, es como si no hubiera sido él, él nunca habría escuchado esa música… pero ahí estaba sonando de fondo, nunca supe si escuchó o no, no supe si estaba con alguien y tuvo que guardar silencio, no supe si se quedó dormido antes de escuchar, o si no tenía nada que decir al respecto.
Durante la noche, mientras nos trasladábamos con las niñas de lugar en lugar quise llamarlo, por primera vez en los cuatro meses que llevamos separados, pero no pude porque no recordaba su numero… aunque hice varios intentos aun sabiendo que llamarlo era la peor de las opciones, no pude recordar su numero. Pero en ese momento, luego de tirar toda mi pieza al suelo- como en la mejor de las rabietas de película-, se me vino cada numero claramente a la cabeza y como si toda la noche se hubiera desarrollado para cerrar con ese minuto marqué… y al tercer ring él contestó.
Era su voz de siempre al despertar, su voz infantil. Dijo aló tres veces, cada una de ellas con un nivel mayor de angustia… hasta que calló, pero no cortó, yo no respiraba desde que había marcado el primer numero y, ahí me quedé yo, sola con la música de fondo de la pieza en que él estaba… segundos, minutos?... mil horas, y entremedio de eso cuando logré aterrizar, las palabras se me escaparon en un susurro…
- Hola… estás ahí?.............................. Te amo.
Al otro lado no se escuchaba ni un solo respiro, solo sonaba Alejandro Sanz de fondo, extrañísimo!!, es como si no hubiera sido él, él nunca habría escuchado esa música… pero ahí estaba sonando de fondo, nunca supe si escuchó o no, no supe si estaba con alguien y tuvo que guardar silencio, no supe si se quedó dormido antes de escuchar, o si no tenía nada que decir al respecto.
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